sábado, 13 de abril de 2013

¡Llegamos! - Roma, Italia

Benvenuti! Siamo qui. No nos complicamos mucho ya que nos van a buscar al aeropuerto y nos llevan directo al apartamento. Llegamos a Giovanni Caselli 11 en el barrio de Monteverde Vecchio y allí está esperándonos Marco, tal cual lo pactado.

Flaco, menudito, pelo morocho medio parado, dientes desparejos pero sonrisa sincera (¡qué es lo que realmente importa!) y nervioso: así es Marco.

Nos muestra el apartamento que oficiará de hogar los siguientes 4 días en una mezcla de italiano, inglés y español.
Monteverde Vecchio
Apartamento de Marco
Quedamos todos contentos ya que es tal cual las fotos que vimos en Internet. Pero lo que hace la diferencia es cuando abre la heladera y la despensa: leche descremada y común para Juli, yoghurt, mermelada, manteca, tostadas, budincitos.

A partir de ese momento lo amamos. Lo que me hace pensar en qué cierto es aquello de que a través del estómago se llega al corazón. Más tarde nos damos cuenta que también nos dejó un ramo de 12 rosas rojas… qué detalle.
Antes de partir nos enseña dónde queda el supermercado y dónde pasa el tranvía, en definitiva las directrices básicas para sobrevivir nuestra estadía.

Nos acomodamos un poco y vamos al super a buscar la cena. Es divertido hacer compras cuando se está de viaje, sobretodo si no se tiene un manejo fluido del idioma local. Se puede estar minutos frente a las heladeras tratando de descifrar si el frasquito contiene yoghurt, crema de leche o queso de untar, sin que ello genere algún tipo de frustración.

Nunca dejo de asombrarme del comportamiento humano… uno ve una botella de leche y dice emocionado: “¡Mirá! Leche”, como si los italianos no tuvieran vacas o en última instancia plata para importarla. ¿Será que un océano de separación hace que nos aferremos a los elementos más básicos para no perder el sentido de pertenencia?.

Compramos comida tal como si fuera víspera del 1ero. de Mayo y salimos contentos con nuestros pequeños grandes botines.

viernes, 12 de abril de 2013

Vuelo Buenos Aires, Argentina / Roma, Italia

Sinceramente últimamente lo único que me interesa de los aviones es que lleguen a destino. Pero si a parte de hacerlo, también permiten ver una película en colores, mejor. No fue el caso. Es que los televisores (sí, no dije pantallas) son malísimos. Se encuentran sólo en la fila central y el mecanismo que los sube y los baja quedó obsoleto hace un par de décadas.

El aparato que funciona es aleatorio, y también lo es su color: alguno se ve sepia, otro blanco y negro y otro color pero borroso; otro directamente no prende. Por tanto intentar ver “Breaking Dawn - Part 2” se torna particularmente difícil y aburrido. Esto último mérito exclusivo de la película, que claro está hicieron lo mejor que pudieron con el bodrio del libro de Stephenie Meyer.

Siempre que me subo a un avión no puedo evitar pensar qué ocurriría en caso de desastre. Pienso en los familiares y amigos que todos dejamos atrás. Y también en lo injusto que sería para los niños morir de esa manera. Pienso en Juli, y me encomiendo a cualquier fuerza divina superior (sin importar religión) que logre hacer aterrizar esa máquina en tierras de espaguetis.

Boarding Pass de Juli
Artículo revista del avión
El vuelo transcurre mejor de lo que a priori podría haber pronosticado. Casi sin turbulencias y con todos durmiendo gran parte del viaje. Hasta tengo tiempo de leer algún artículo de la revistita del avión. Paso de largo el de un boxeador argentino (aparentemente mediático y con lentes de Clark Kent) y me detengo en otro muchísimo más interesante. Me atrapa el título: “Romances Argentinos de Escritores Turbulentos”, pero lo que no entiendo es porqué hay una foto de Horacio Quiroga.

¿Será que nuestros hermanos argentinos a parte de Gardel, el dulce de leche, Punta del Este y recientemente nuestro prócer Artigas también quieren apropiarse del salteño? No, enseguida se disipa mi duda… para que exista romance se requieren dos (en algunos casos tres) y Quiroga era el segundo elemento en cuestión en la relación que mantuvo con la poetisa argentina Alfonsina Storni. Siendo el tercero Quinquela, que a pesar de ser más centrado que mi compatriota, no era el preferido de ella. Algo bastante común, aunque no lógico.

Salgo de mi ensueño abruptamente ya que Juli en un mimito poco controlado me mete el dedo en el ojo. Ella se las arregla para conocer a un amiguito… se llama Gabriel, es italiano y tiene alrededor de 3 años. Buen candidato ya que cumple con uno de los requisitos fundamentales: le cae bien a la madre, o sea a mí. Me dice: “Non parla” haciendo referencia a su compañera de vuelo. Por tanto le enseño a Juli a decirle “Amico”. A partir de allí la relación se torna indestructible, y se sella con un beso que le estampa el tanito a Juli en la mejilla antes de bajarnos del avión.

Vuelo Montevideo, Uruguay / Buenos Aires, Argentina

El primer tramo es Montevideo – Buenos Aires. Los pasajes dicen que vamos por Aerolíneas Argentinas, pero el avión es de Austral. Vuelo cortito del cual rescato un par de puntos:

1. No exagero al decir que debe de ser el mejor snack que me han dado en un avión, tanto por la presentación como por el contenido… juguito, papitas, alfajor y ¡chocolate!. Viene servido en una cajita de cartón impresa con fotos del Calafate y cerrada con un sellito de un avión de 1950.
Sellito de la cajita del snack
Juli y su primer vuelo en avión
2. Juli pasó de estar cantando el “Feliz Cumpleaños” a dormirse en cuestión de segundos, por tanto podríamos decir que casi ni se enteró de su primer vuelo en avión.

Tenemos que esperar en Ezeiza para nuestra partida hacia Roma. En un abrir y cerrar de ojos ya estamos a bordo del bicharraco que nos hará cruzar el Atlántico.

Partida - Montevideo, Uruguay

¡Llegó el día! Tratar de contar la previa de este viaje sería bastante estresante; tuve la sensación de que fui corriendo de atrás todo el tiempo. Así que tomemos un atajo y obviemos preparación de valijas e itinerarios y vayamos directo al Aeropuerto Internacional de Carrasco.

Hasta el momento nunca había hecho usufructo de la nueva terminal como pasajera (sí como “bienvenidora” y “despedidora”) y la verdad es que me gustó.

Me dio la sensación de estar en un aeropuerto en serio, a escala. Por tanto no es necesario desplazarse demasiado, y en un par de minutos ya se pasa del Free Shop a la puerta con la manga que nos llevará hasta el avión.
¡Prontos para irnos!

Intro

Estas son mis memorias del viaje a Italia y Francia. Mis compañeros de aventuras fueron Nacho (mi esposo), Sonia y Pocho (mis suegros) y Juli mi bebé de 19 meses.

Mi madre siempre me cuenta que cuando volvía de la escuela, ella me preguntaba cómo me había ido, y yo le repetía la lección tal cual la había escuchado por la maestra, todo con lujo de detalles.

Ahora soy más grande, pero sigo siendo la misma niña que cuenta todo. Sólo que esta vez lo hago en un cuaderno.
Los aventureros
Para el que quiera leer, aquí está lo ocurrido en mi vida del 12 de Abril al 1ero. de Mayo del 2013.



Dedicatoria

Juli, mi bebota divina… no pretendo ser Isabel Allende, sólo quiero contarte todo lo que viviste junto a nosotros en este viaje inolvidable.

Tal vez durante muchos años no entiendas porqué alguien puede estar tres meses escribiendo un cuaderno en cada ratito libre. Pero sé que llegará el día en que lo valorarás y estas hojas pobladas de letra desprolija y tachones, te hablarán de mí.

Ojalá la vida nos regale muchísimos momentos felices como los de estas semanas.

Espero que disfrutes las anécdotas y te rías con las locuras de tus padres. Te quiero con todo mi corazón... Mami.