domingo, 14 de abril de 2013

El Coliseo - Roma, Italia

Ni bien nos asomamos desde la boca del metro aparece magistral frente a nosotros. Es una de las visitas que esperaba con mayores expectativas por tanto me siento realizada al decir que se me llenaron los ojos de lágrimas al verlo: la Roma moderna se desarrolla a su alrededor a la vez que él permanece inmutable desafiando a la Historia.

Según el ticket que llevamos impreso la visita guiada comienza a las 13:21; según la funcionaria que nos atiende tenemos que estar 13:30 frente al ascensor.
El Coliseo
Julietáxima
Teniendo los minutos contados decidimos con Sonia que es el momento de hacer una parada de rigor para ir al baño. Hay una cola importante por lo que nos preocupa no poder retornar a tiempo: los sanitarios se encuentran en un contenedor con varios puestos, pero evidentemente no dan abasto.

Cuando salimos mi peor pesadilla se cumple y veo a Nacho que medio desencajado nos dice “el guía ya entró y cerraron la puerta”. Como era de esperarse la funcionaria me dijo cualquier cosa y el horario de comienzo era el de la impresión que llevábamos.
Mientras me repito para mis adentros “esto no puede estar pasando”, salgo disparada a buscar ayuda. Es que lo que nos está ocurriendo es bastante grave: la visita guiada en español que incluye los subterráneos y el tercer anillo se realiza sólo una vez al día, y ya había comenzado sin nosotros.

Solamente alguien que haya visitado el lugar puede comprenderme al decir que uno no entra al Coliseo así como así: implica atravesar portones con llaves y que alguien del Staff indique el camino a seguir.
Abrazo histórico
Desde sus entrañas
Corriendo por los pasillos atiborrados de gente, salteándome las filas y violando todas las normas de seguridad me cuelo adentro de donde entregan las audioguías en busca de un alma caritativa. Y consigo una. Nuestro salvador nos conduce a paso acelerado por los recovecos y cuando queremos acordar estamos pisando la “Arena”, para reunirnos con nuestro grupo.

Automáticamente (producto de la adrenalina en sangre) pienso en que todo es relativo y que lo ocurrido no fue nada comparado a los problemas que les esperaban a los gladiadores hace casi 2.000 años atrás en ese mismo lugar.

Me tomo tiempo para sacar fotos mentales y dejo que mi imaginación me lleve a épocas remotas: veo las gradas llenas de gente bulliciosa mirando el espectáculo. En frente de mi, a no más de 15 metros se encuentra un león famélico (al cual no le dan de comer hace 1 día) que me quiere como plato principal. En una mano llevo una espada pesada y en el otro brazo un escudo, mis únicos aliados para mantenerme con vida.

A partir de ese momento todo se vuelve más hollywoodense y se me empiezan a mezclar imágenes de películas: es imposible estar allí y no pensar al menos por un segundo en “Gladiador” y en Russell Crowe interpretando a Maximus.

¡Gladiadores eran los de antes!

Ignatius
La parte denominada “Arena” es el suelo donde se desarrollaban las luchas. En realidad es una estructura de madera que luego se recubría con este material, de allí su nombre. Actualmente se encuentra reconstruida una tercera parte de la misma, para poder observar desde arriba los subterráneos.

Hasta hace un par de años atrás no se permitía el acceso a los subterráneos y al tercer anillo, por lo que pienso en lo afortunada que soy al poder realizar esta visita (claro está que sale más cara que la común, pero vale la pena el esfuerzo). El guía nos conduce hacia abajo, y si antes lo visto me había resultado asombroso, los subterráneos lo son aún más.


El gladiador accedía al Coliseo por una puerta que comunicaba directamente la Escuela de Gladiadores que se encontraba al otro lado de la calle con los subterráneos. Una vez adentro, se colocaba sobre un ascensor que los conduciría a la Arena. A través de estos ascensores se subían no solo a los luchadores sino también fieras y escenografías (palmeras, dunas).

En caso de que muriera, los honores funerarios se realizaban saliendo del Coliseo en el lado opuesto a donde entraba, por tanto es fácil relacionar metafóricamente ese eje con la vida del gladiador: de un lado se desarrollaba su vida en la escuela donde se formaba y entrenaba, luego en el Coliseo luchaba con probabilidades más o menos altas de morir y por el otro extremo se rendía homenaje a su muerte.

Tercer Anillo
Cambio de Pañales
Continúa la visita y subimos al tercer anillo desde donde obtenemos una vista impresionante. Por aquellas épocas cuanto más alejada del emperador se encontrara la persona peor su clase social. Por lo que en este anillo se ubicaba el pueblo llano, prisioneros y esclavos.

Desde aquí podemos observar el Foro Romano, nuestra próxima parada.

Le decimos adiós al Coliseo no sin antes realizarle un cambio de pañales a Juli entre medio de las piedras.

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