Arriba el tren... finalmente aquí estamos: Pompeii Schiavi- Villa dei Misteri. Es increíble pero ya son la 1 de la tarde. Tenemos que decidir qué hacer primero, si entrar a las ruinas o ir al Vesubio. Para aprovechar mejor el día optamos por ir al monte y cuando queremos acordar ya estamos metidos en un bus enfilando a la ladera del volcán. Pero éste no es el vehículo con el cual vamos a subir… es solo un shuttle para llevarnos a la entrada del Parque Nacional. |
En momentos como estos pienso en que nuestras vidas dependen de la destreza del conductor y de no experimentar ninguna falla técnica lo suficientemente mala como para terminar desbarrancados. Pero al mirar al chofer veo que está como en piloto automático y que se sabe el camino de memoria denotando experiencia, lo que me hace sentir un poco más tranquila. |
| Juli no entiende mucho qué está ocurriendo, pero lo suficiente como para decidir sujetarse con ambas manitos de los agarres del asiento. Luego de unos cuantos giros más, llegamos a destino. Una especie de explanada donde nos tenemos que bajar del camión para continuar la travesía a pie. En este lugar no hay demasiada infraestructura: alguna mesa, algún banco y una cabañita, hogar de los cuidadores que te controlan la entrada. Así que hay que arreglárselas como se puede, y el cambio de pañales es bastante rústico sobre una mesa de madera, pero con una vista panorámica que pocos bebés han tenido el privilegio de apreciar. |
Juli come una banana y estamos prontos para llegar hasta el mismísimo cráter del volcán. Claro que no es tan sencillo… el ascenso se hace a través de un sendero más o menos empinado pero constante, pisando una tierrita por momentos bastante resbaladiza y llena de lagartijas. A un lado tenemos la ladera del volcán y al otro una cuerdita que actúa como baranda (único medio de sujeción). Nos turnamos con Nacho para llevar a Juli en brazos, porque por motivos obvios no es seguro que ella camine por allí ni siquiera de nuestra mano. El ascenso nos lleva aproximadamente media hora. El último trayecto yo soy quien lleva a Juli por lo que llego victoriosa a la cima ante las miradas un poco confundidas de los presentes: es que un cráter de un volcán activo no está en la lista de los lugares donde uno esperaría ver a una bebé. Observando el cráter no puedo evitar pensar qué pasaría si al Vesubio se le ocurriera entrar en actividad en ese momento: es que tenemos los asientos VIP para un show de pirotecnia que no me interesa presenciar ni hoy ni nunca. |
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| Lo más increíble de todo es que se puede ver humo emergiendo de las entrañas de la roca: lo que nos recuerda que es real y que lamentablemente algún día volverá a hacer estragos. Estamos a 1280 mts. de altura y desde aquí podemos ver claramente el desastre que sería tener que evacuar a las 600.000 personas que viven en las cercanías del monte. |
En la cima escuchamos atentos el relato de uno de los guías gratuitos que ofrece el parque, en un inglés con demasiado acento italiano. Nos deja un poco más tranquilos diciendo que el Vesubio está sumamente monitorizado y que para que pase algo, primero tienen que haber ciertas señales. Nos explica que los habitantes de Pompeya murieron por asfixia en la erupción que tuviera lugar en el año 79, mientras nos señala la ubicación de las ruinas. |
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| Disfrutamos un poco más la vista; Sonia aprovecha a comprar algunos souvenirs (en la cima te venden un kit de piedritas autóctonas); mientras vamos llamando a Pocho que está dándole la vuelta al cráter. La bajada la hacemos más rápido pero hay que tener cuidado en dónde se pisa, por tanto me ofrezco como catadora de camino y voy derrapando unos metros más adelante sirviendo de contraejemplo a seguir. El descenso en el camioncito no es menos vertiginoso que la subida, pero al estar acostumbrados, nos parece más llevadero. |
Hacemos cambio de transporte tomando el shuttle (previo haber recuperado el cochecito de Juli) y regresamos hacia Pompeya prontos para explorar la ciudad. Ahora el Vesubio se ve a la distancia... tal como lo contemplaron hace 2.000 años esas pobres almas. |
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