lunes, 15 de abril de 2013

El Vaticano – Ciudad del Vaticano, Vaticano

Otro nuevo día comienza y lo queremos aprovechar al máximo. La agenda indica que hoy es la visita al Vaticano y a las Catacumbas por tanto no hay tiempo que perder ya que vamos a estar medios justos con los horarios.
Para alguien que ha sido educada en la Fe, conocer el hogar del Papa Francisco no deja de ser una experiencia movilizadora. Igualmente tengo que reconocer que cada vez estoy más convencida de que la Iglesia como institución no me representa nada. Que yo crea en algo más, poco tiene que ver con ir a misa y leer la Biblia: valen más mis acciones diarias que hacer bien los deberes.

Esta visita me asusta bastante ya que no tengo ni idea de cómo va a reaccionar Juli… son 3 horas de duración y hay muchísima gente.

Dado que estoy en Su casa le guiño un ojo “al de arriba” y le pido que nos ayude. Por suerte al no ser una llamada de larga distancia el milagro no tarda en ocurrir: Juli duerme plácidamente durante toda la visita.
Musei Vaticani
Techos decorados

Realmente uno va caminando por los corredores y no sabe hacia dónde mirar, o lo que es igual… no importa dónde se mire ya que todo es fabuloso.

Pinturas, esculturas, techos sumamente trabajados y una mención especial para los tapices realizados con la técnica de perspectiva móvil, dando la sensación de que el personaje te sigue con la vista a medida que uno se va moviendo.

Todo es grandioso. En las Estancias de Rafael vemos una de sus obras cumbres, “La Escuela de Atenas” así como también la “Liberación de San Pedro”.

Estancias de Rafael
Y luego de un par de horas de caminata finalmente llegamos a la tan anhelada Capilla Sixtina. La contemplamos totalmente en silencio ya que no está permitido hablar en su interior.

Hace tan solo un mes que desde este preciso lugar salió el famoso humo blanco para que todos pudiéramos decir “Habemus Papam”.

Repasamos con la vista sector por sector el techo de la capilla donde Miguel Ángel desplegara durante 4 años todo su talento.

Tratando de mantener cierta objetividad intento decidir qué cuadro es el que más me gusta entre las nueve historias del Génesis, y me quedo con “La creación de Adán”… no en vano es una de las imágenes mundialmente más conocidas.
Nos despedimos de la guía turística y quedamos libres para finalizar el recorrido en la Basílica de San Pedro. Juli abre sus ojitos, come una banana, toma un poquito de agua y está pronta para conocer la iglesia más espectacular que vi en mi vida.

A pocos pasos de la entrada nos encontramos con “La Piedad” de Miguel Ángel. Una verdadera obra de arte… es simplemente hermosa. La perfección de los cuerpos y de las expresiones es tal, que cuesta realmente imaginar que sea posible transformar el mármol en semejante belleza.
La Piedad
Basílica de San Pedro
Seguimos avanzando por el lateral derecho para conocer las tumbas de Juan XXIII y de Juan Pablo II. Me detengo unos minutos a rezar aquí. Más que una oración, lo que genero es un momento de paz interior, mientras recuerdo a Juan Pablo.

Es que la mayor parte de mi vida él fue “El Papa”. Lo visualizo con su cara de bueno, su tono pausado, siempre con la mano en alto saludando a la gente… ojalá Francisco pueda ser tan carismático como lo fue este hombre.
La caminata continúa hasta que llegamos a la cúpula de San Pedro. Es enorme y altísima. Para dar una idea de magnitud, se podría colocar debajo de ella íntegramente la Estatua de la Libertad. En la base de la cúpula se puede ver una inscripción, donde cada una de las letras mide 2 metros de alto, sin embargo desde el piso parecen pequeñas.

Debajo de nuestros pies se ocultan las catacumbas por tanto descendemos hacia allí, en busca de la tumba de San Pedro. A veces cuesta relacionar que lo que estamos mirando es real... San Pedro está ahí. Sí, San Pedro está ahí enfrente a nosotros.

Aquí también se encuentran las tumbas de varios Papas, entre ellos las de los Borgia. Lamentablemente no puedo evitar pensar en corrupción, ansias de poder y asesinatos. Todo el lugar tiene una atmósfera mística que recorremos en silencio (o lo más parecido a ello dado que llevamos una bebé en brazos).

Cansados pero felices con el paseo nos disponemos a dejar el Vaticano, cuando Nacho advierte que la cola para ascender a la cúpula de San Pedro es mínima (comparado con la que había unas horas atrás).

Y es aquí donde comenzaría la verdadera aventura.

Cúpula de San Pedro
Piazza San Pietro

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